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CHULADADEGALLO

SNIF

SNIF -¡ Jálale y olvídate de la coca ¡
-Me cansan perros.
Venían tras nosotros. La desesperación bajó por mi garganta como trozos de hielo. Pensé en la muerte y sentí que me metían un rosal por el culo. Mi escapulario cayó al suelo en un claro signo de mal agüero. No había marcha atrás. Miré mis ojos más negros que nunca en el espejo del baño. ¡Diablos! acorralados en una gasolinera.
El miedo me trajo a la memoria la imagen de mi padre tensando un cinturón de cuero con sus puños, aliento a bacardí, amenazante detrás de la puerta: ¡salgan putos!
¡Dios! Era su misma voz, sus mismas palabras. Qué mierda.
-¡Nunca he disparado un arma-tu!
-Pues ya estás cabrón-grandecito...
Reinilio se metió por la nariz los restos de coca que halló en su pantalón.
-¿Qué haces? – Pregunté.
-Cámara ñero, a pelear – snif.
Y salimos corriendo.

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