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CHULADADEGALLO

IGNORANCIA

IGNORANCIA Si permanecimos en silencio, bendito el silencio entonces.
El televisor funcionando.
Acaso contaban las tres o cuatro de la mañana.
El espíritu abandonó la materia de tal modo,
que fue Imposible dirigirnos una mirada piadosa
O provocarnos un suspiro carnal.
De pronto la memoria flotó entre los dos
Como la aparición de un fantasma:
Yo fui quien liquidó tu deuda con la gente de Monterrey
Y hasta entonces pudiste dar un paso fuera de esa madriguera
que te estaba haciendo vieja.
Finalmente volvimos a la cama.
Te serruché en silencio hasta que nos sorprendieron las noticias de las seis:
¡Atentado en...!
¿Dónde queda eso amor?
No sé.

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